
Declaración de Thoraya Ahmed Obaid Directora Ejecutiva del UNFPA
01/12/2004
En cada una de las regiones del mundo, el SIDA se está cobrando un terrible tributo entre las mujeres y las niñas, las cuales están padeciendo crecientes tasas de infección con el VIH y sobrellevando una carga desproporcionada en el cuidado de los enfermos y los huérfanos. Pese a esa alarmante tendencia, las mujeres y las niñas tienen menos conocimientos que los hombres acerca de la manera en que se transmite el VIH, y lo poco que pueden hacer al respecto a menudo queda anulado a causa de la discriminación y la violencia de que son objeto.
Para reducir la propagación del VIH/SIDA es preciso que enfrentemos la pobreza generalizada y la discriminación y violencia por motives de género. Debemos poner de manifiesto que el matrimonio en la infancia es una práctica peligrosa; y debemos ampliar los servicios de salud sexual y reproductiva y la información al respecto, así como el respeto por los derechos reproductivos. Actualmente, una enorme mayoría de las infecciones con el VIH en todo el mundo se transmiten por vía sexual o están asociados con el embarazo, el parto o el amamantamiento. Es preciso que integremos los servicios para el VIH/SIDA y la atención de la salud reproductiva de maneras que beneficien a las mujeres y las niñas y aumenten su acceso a esos servicios, de importancia vital.
Todos los países deberían adoptar currículos escolares que incorporaran la educación sobre salud sexual y reproductiva y sobre aptitudes para la vida. Los jóvenes tendrán mayores probabilidades de evitar o aplazar la actividad sexual y de protegerse a sí mismos si cuentan con la información y los conocimientos prácticos necesarios para adoptar decisiones responsables y bien fundamentadas.
Los condones (preservativos) figuran entre los instrumentos preventivos más eficaces de que disponemos; es preciso que velemos por que estén disponibles y sean utilizados de manera correcta y sistemática. Al mismo tiempo, debemos acrecentar el acceso a los medios de prevención controlados por la mujer. Si se asegurara que las mujeres dispusieran de instrumentos que salvan vidas, como el condón femenino y los microbicidas, sería posible cambiar el curso de la epidemia.
También es necesario que obremos dentro del marco cultural, a fin de cuestionar las normas sociales que contribuyen a rebajar la condición social de las mujeres y las niñas y a tolerar la violencia contra ellas. Es necesario asignar prioridad a eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas y promover sus derechos humanos.
El UNFPA, en su carácter de miembro del Programa de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) y de la Coalición Mundial sobre la Mujer y el SIDA, se ha comprometido a reducir el impacto del VIH y el SIDA sobre las mujeres y las niñas. Este compromiso se vincula directamente con nuestra labor en unos 140 países para promover la salud sexual y reproductiva, la ampliación de los medios de acción de la mujer y la igualdad de género.
Los líderes mundiales reunidos en El Cairo en 1994, en ocasión de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, convinieron en esas prioridades mundiales. Hoy, diez años después, yo exhorto a los líderes mundiales a dar cumplimiento a las promesas formuladas en El Cairo y asegurar el acceso universal a los servicios de salud reproductiva y la vigencia universal de los derechos reproductivos antes del año 2015.

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