Lanzamiento de El Estado de la Población Mundial 2006
Mensaje deThoraya Ahmed Obaid, Directora Ejecutiva del UNFPA
06/09/2006
Este año tengo nuevamente el placer de estar en Londres para dar a conocer el informe El Estado de la Población Mundial 2006. El informe de este año trata de las mujeres y la migración internacional. Tengo también el placer de dar a conocer el informe paralelo, sobre la juventud. Esta es una nueva iniciativa que hemos adoptado en el Fondo de Población de las Naciones Unidas y que esperamos reiterar cada año para ofrecer la perspectiva de los jóvenes sobre el tema principal. Con tantos jóvenes en el mundo hoy en día— muchos de ellos en movimiento—y dada la urgente necesidad de conocer sus opiniones y de colaborar con ellos en pro de los derechos humanos, pensamos que ha llegado el momento de hacer realidad la idea de un informe sobre la juventud.
Por lo consiguiente,, mucho me complace compartir hoy el podio con una joven, Bibi Sattaur, quien presentará nuestro informe Jóvenes en movimiento. Bibi Sattaur es la hija mayor de una pareja migrante guyanesa oriunda de la India que llegó a Suriname hace unos 30 años. Ella siempre quiso ser enfermera y, pese a los obstáculos, hoy está estudiando para diplomarse.
El informe El Estado de la Población Mundial de este año se centra en las mujeres y la migración internacional. Es un llamado a la acción para mejorar la situación de las mujeres migrantes, que constituyen la mitad del total de migrantes internacionales en todo el mundo. Es una exhortación a que los gobiernos entablen una mayor cooperación para asegurar una situación que beneficie a todos.
De los 191 millones de migrantes internacionales en todo el mundo, 95 millones son mujeres. Suelen trabajar en un segundo plano, y, en general, su labor no se reconoce. Pero, como se señala en el informe, las mujeres migrantes efectúan grandes contribuciones a sus familias y a sus comunidades, en los países de destino y en los de origen. Los estudios indican que tienden a enviar a su lugar de origen remesas que representan una proporción de su ingreso mayor que la de los hombres migrantes. Mantienen en funcionamiento los hogares efectuando tareas domésticas y aportando cuidados. Y debido a que las mujeres migrantes están expuestas a nuevas situaciones, muchas de ellas contribuyen con nuevas ideas, aptitudes y actitudes que ayudan a estimular el desarrollo y promover mayor igualdad entre mujeres y hombres en sus países de origen.
No obstante, pese a sus grandes cantidades y a las contribuciones sustanciales que efectúan a las familias y los países de destino y de origen, con demasiada frecuencia se hace caso omiso de las mujeres migrantes, que son despojadas de sus derechos y objeto de malos tratos.
En este informe se exhorta a los gobiernos y a las personas a reconocer y valorar las contribuciones de las mujeres migrantes, y a promover y respetar sus derechos humanos. Es urgentemente necesario que los países entablen una cooperación más fuerte a fin de que la migración sea más segura y equitativa. Y hay una abrumadora necesidad de adoptar medidas más enérgicas para abordar la falta de oportunidades y la violación de los derechos humanos, causas fundamentales que impulsan a las mujeres a migrar.
Las historias de las mujeres migrantes son tan diversas como los ámbitos de los que proceden. Son trabajadoras domésticas y cuidan a los enfermos, los niños y los ancianos. Son obreras agrícolas, camareras, trabajadoras en fábricas donde se las explota, y profesionales sumamente capacitadas. Son maestras, enfermeras, artistas del entretenimiento, trabajadoras de la industria del sexo, refugiadas y solicitantes de asilo. Son jóvenes y ancianas, casadas y solteras, divorciadas y viudas. Algunas son novias pedidas por correo. Muchas migran con sus hijos. Otras se ven forzadas a dejarlos atrás. Mientras El Estado de la Población Mundial plantea esas cuestiones, el informe paralelo Jóvenes en movimiento relata vívidamente las historias reales de 10 jóvenes migrantes y presenta un aspecto humano del problema y de la experiencia de la migración.
El informe muestra que, si bien la migración puede abrir nuevas puertas hacia un mundo donde haya mayor igualdad y mejores oportunidades, también puede conducir a terribles infracciones de los derechos humanos, tales como los casos de migración descarrilada. Desde la esclavitud a que están sometidas las víctimas de la trata, hasta la explotación y los malos tratos de las trabajadoras domésticas, millones de mujeres migrantes enfrentan peligros que son precisos de abordar sin tardanza.
Actualmente, entre los negocios ilícitos más lucrativos del mundo figura la trata de seres humanos, después del tráfico de armas y de estupefacientes. Y, como lo hemos señalado en el informe, el negocio de la trata está estimulado por la discriminación y la violencia generalizadas contra la mujer, y por las políticas restrictivas de inmigración que limitan las oportunidades de migrar en condiciones seguras y legales. Como ustedes saben, la trata está muy estrechamente vinculada con la explotación y las sevicias sexuales; muchas víctimas son obligadas por la fuerza a realizar trabajo sexual contra su voluntad y son recluidas como virtuales esclavas sexuales. Si bien van en aumento la toma de conciencia y las medidas contra la trata, es urgentemente necesario intensificar los esfuerzos para eliminar este terrible delito y la impunidad que suele acompañarlo. En el informe se exhorta a intensificar la cooperación entre distintos países y dentro de un mismo país, para enjuiciar a los tratantes y para ofrecer servicios a las víctimas de la trata y proteger sus derechos humanos.
Otro tema del informe es el trabajo doméstico. Actualmente, mujeres de las regiones de Asia, América Latina y el Caribe, y cada vez más, Africa, están migrando hacia Europa, América del Norte, los Estados del Golfo y los países industrializados de Asia, para satisfacer la creciente demanda de trabajadoras domésticas. En verdad, el trabajo doméstico es uno de los más importantes sectores que impulsan la migración internacional de mano de obra femenina. Y dado que el trabajo se realiza en el hogar, lejos del ámbito público, no ha recibido la atención que merece en las políticas oficiales.
Es muy infrecuente que las trabajadoras domésticas estén protegidas por leyes laborales o que se les permita organizarse. En consecuencia, muchas dependen de sus empleadores para mantener su condición legal y satisfacer necesidades básicas, como vivienda y alimentos, así como el pago de los salarios que se les adeudan. También las hace vulnerables a los malos tratos. En el informe se exhorta a los gobiernos a proteger los derechos de las trabajadoras domésticas.
Otra manifestación de la migración femenina es la masiva corriente de enfermeras procedentes del mundo en desarrollo. En Europa, hay 10 veces más enfermeras per cápita que en África y en el Asia sudoriental. Y la demanda va en aumento. Según se estima, en 2008 Gran Bretaña necesitará 25.000 médicos más y 250.000 enfermeras más que en 1997. Según proyecciones del Gobierno de los Estados Unidos, hacia 2020 será necesario cubrir más de 1 millón de puestos de enfermería.
En Europa y América del Norte, el envejecimiento de las poblaciones y la escasez de enfermeras y médicos impulsan la demanda de trabajadores de la salud. En los países más pobres, las mujeres y los hombres capacitados cada vez recurren más a la migración como medio de mejorar sus propias vidas y las de sus familias. Pero sus países experimentan una crisis de los servicios de salud sin precedentes en el mundo moderno.
El éxodo anual de 20.000 enfermeras y médicos sumamente capacitados de África está empeorando una situación ya grave en una región asotada por el VIH/SIDA, el paludismo y las altas tasas de defunción maternoinfantil. Dada la naturaleza y la magnitud del problema, es necesario establecer mecanismos mundiales de coordinación y gestión de los recursos humanos en el sector de salud.
Las realidades y las necesidades de las mujeres migrantes ponen de manifiesto las deficiencias y el costado sombrío de la globalización, así como la persistencia de la pobreza, la desigualdad entre hombres y mujeres, y la explotación. Este informe es un llamamiento a la acción para abordar esas deficiencias y necesidades de manera más eficaz, coordinada y urgente. Es un llamamiento para que los gobiernos intensifiquen su cooperación, de modo de asegurar una situación que beneficie a todos.
El informe El Estado de la Población Mundial 2006 aparece pocos días antes del Diálogo de alto nivel de la Asamblea General sobre la migración internacional y el desarrollo, que se celebrará la semana próxima en la Sede de las Naciones Unidas, en Nueva York. Es la primera vez que se congregan los gobiernos del mundo para debatir la migración internacional.
Abrigamos la ferviente esperanza de que el mensaje de este informe—reconocer las contribuciones de las mujeres migrantes y proteger sus derechos humanos—sea escuchado en la histórica reunión de la semana próxima, y que se adopten medidas al respecto.
Ahora es el momento en que se necesita un liderazgo visionario en pro de las mujeres migrantes. Si se adoptan medidas de protección laboral y de los derechos humanos y se formulan políticas racionales de inmigración, podrá asegurarse que la migración de las mujeres sea, en verdad, un tránsito hacia la esperanza, como lo sugiere el título del informe El Estado de la Población Mundial de este año.
Aguardo con interés el momento de responder a las preguntas que ustedes deseen formular, pero antes tengo el gran placer de dar el uso de la palabra a Bibi Sattaur, quien presentará el informe Jóvenes en movimiento.

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